Ese día del año...

Llegan momentos en la vida de uno en los que cumples años. Y, curiosamente, llegan una vez al año.
Bueno, pues tocó ayer.
He de confesar que lo de cumplir años ni fú ni fá, o sea ni me cojo depresiones por irme haciendo viejete, ni me encanta ser mayor. Es algo inevitable ,y lo inevitable es mejor no juzgarlo sino asumirlo.
Y como cualquier otro hecho, para poder entenderlo es necesario diseccionarlo. Y bien, de las partes resultantes a mi la que más me gusta es la de los regalos. Regalarme no es nada fácil pero este año los coleguis han acertado a tope, y puesto que en las últimas entradas me he aficionado a poner números, aquí van los regalitos de este año:

1) Mallas y camisa térmica para correr: Oye, esas risas. Sí, mallas, que son lo más cómodo para correr y además con el frío que hace ahora pues son lo mejor. Y la camisa térmica pues igual, para salir a correr en las intempestivas tardes de invierno de la meseta castellana. Eso sí, hasta que alcance el tipín deseado pues me pongo un pantalón corto encima de las mallas, que uno no quiere que le bailen los niños por la calle.

2) Un comic de Nietzsche: Me ha encantado. Combinación perfecta entre formato y contenido, lo estoy devorando. Es curioso como se puede hacer fácil lo difícil, y más en temas como la filosofía o la sociología en los que parece que cuanto más enrevesado y más dificil de entender, mejor, más listo es el que lo escribe. Yo, si alguna vez me da por escribir algo, me comprometo a hacerlo entendible para la gente, y no descarto el comic. ¿Alguien se apunta a hacerme de ilustrador?.

3) Un libro de Spinoza: Que sí, que los comics molan...pero al final el mismo que te lo regala te acaba dando un libro de filosofía clásico de los de toda la vida. Así no hay manera de hacer campaña pro comic filosófico...

4) Un décimo de lotería: Desde hace tiempo mi padre siempre me regala décimos de lotería en mi cumpleaños y en reyes. Lo malo es que son décimos de sorteos anteriores y se quita la emoción de seguir el sorteo. Lo bueno, obvio, es que siempre toca.