martes, 24 de junio de 2008

La lengua en el cole no la elige papá

No creo que los padres tengan el derecho de escolarizar a sus hijos en su lengua materna.
Así, clarito.
Y lo digo porque ultimamente veo que mucha de la gente que está a favor de la libertad lingüistica en las comunidades autonómas con dos lenguas oficiales se la está envainando en este tema.
Los padres no son los únicos encargados de la educación de sus hijos, el estado también tiene cosas que decir, como por ejemplo que los crios tienen que aprender las lenguas oficiales de los territorios donde son escolarizados. Y eso, en el caso de regiones como Galicia, Euskadi o Cataluña, significa aprender el Español y el Gallego, Euskera o Catalán (escójase a voluntad).

Es inadmisible que un chavalín en Cataluña no reciba una cantidad sustanciosa de sus clases en Español, y no me vale lo de "no bueno, en clase no mucho...pero ya aprenderá viendo la tele y leyendo la pronto". Si queremos tener adultos que se expresen correctamente en castellano no podemos confiar su aprendizaje del idioma a Patricia (la del diario, of course).
Pero tampoco es admisible que alguien salga de la educación pública catalana sin dominar el catalán, y para eso, de nuevo, es necesario que un volumen sustancial de clases se den en catalán. Y los padres...pues pueden decir misa, como en otros asuntos como la Educación para la Ciudadanía o la religión en las escuelas.
Soy de la opinión de que las únicas intervenciones justificables del estado son aquellas que garantizan la ampliación sustancial de la capacidad de elección de los ciudadanos, y este es un caso modelo, se trata de que los chavales puedan usar las dos lenguas, y que, libremente, luego elijan hablar y usar la que les de la gana.
Y para que puedan elegir, primero necesitan opciones.

lunes, 16 de junio de 2008

Brassica oleracea italica

Confieso, yo hasta hace unos pocos años no sabía como era el Brócoli. Sabía que en las pelis americanas era lo peor que le podía pasar a un chaval, así que desde pequeño supuse que era una verdura. Evidentemente si el Brócoli fuera un tipo de chuletón los Kevin y Arthur de las series americanas no protestarían tanto a la hora de la comida.
Pero mi afán de superación imprudente me llevó a lanzarme a la maravillosa aventura del descubrimiento brocoliano (o brocolil; o brocolil salicílico cuando se usan sus propiedades contra la melopea). El Brócoli es una planta de la familia de las crucíferas. Una familia numerosa y poco avenida, de la que forman parte miembros de todo el mundo. Por una parte la coliflor, hermana del Brócoli (aunque resulta raro, ya que su madre y su "padre" eran blancos...y ya se sabe, no es por picar, pero hijo de blanco y blanca sale blanco... esto cobra especial relevancia al tener en cuenta que en el país de las verduras el butanero es verde...), el repollo, un primo hijo de verdura y ave, y el colinabo, otro primo crápula del que no hace falta hacer más comentarios.
Por otra parte la familia de las crucíferas tiene también parientes lejanos, como la col de bruselas, residente en Europa, y el brócoli chino, buen chaval, y verdura que combina perfectamente con el arroz.

Ya desde la infancia el Brócoli quiso ser alguien especial dentro de la familia de las crucíferas, por lo que decidió visitar a sus parientes...supongo que por esta época fue cuando yo lo conocí en aquella frutería de la calle Canalejas. Venía de polizón en una caja de nueces de california. Él, de San Francisco, pensó que esa sería su mejor manera de conseguir un pasaporte a Europa.
Yo tenía pensado comprar a su prima la coliflor, ya saben, degenéración de uno, pero entoncés el brócoli se me insinuó. "eh, pss, pss, atiende figura, que soy rico en vitamina C y E".
"Ajá!, pero qué me dices de tu contenido en fibra?" dije yo intentando zafarme de su agresiva maniobra.
Y entonces...entonces es cuando me conquistó. Abrio sus múltiples cabezas florales carnosas de color verde y me contestó: "mi fibra....mi fibra ¡¡¡es soluble!!!".
No pude más, uno no está preparado para tamaña maniobra de seducción, así que accedí, lo compré.
Aquella semana, a la que en un alarde de imaginación denominé "semana del Brócoli" es algo que no se me olvidará jamás: Brócolis salteados, Brócoli al limón, pasta con Brócoli, crema de Brócoli, ensalada de Brócoli, pizza de Brócoli, rollitos de Brócoli....aquello me abrió los ojos. Yo, acostumbrado a la postura del misionero, estaba descubriendo un nuevo universo de placer de mano de este pequeño amigo verde.
Pero no se le pueden poner puertas al campo...y el Brócoli había venido a España tan solo con una única misión, contactar a su prima la Col de Bruselas...y le perdí. Volví a la pasta con tomate, el pescado a la parrilla...y a veces...a veces la coliflor teñida de verde con salsa de guistantes...pero coliflor, coliflor al fin y al cabo!.

Poco más supe del Brócoli, tan solo lo que los medios de comunicación me contaban. Su prima la Col de Bruselas se vio atrapada en el conflicto territorial y fue reducida a menestra por no decantarse entre Flamencos o Valones, así que el Brócoli, solitario decidió buscar su propio camino, cabizbajo y se asentó en Italia donde desde entonces rige haciendo gala de su título heredado de conde latino: Brassica oleracea italica.
Jamás, jamás en la historia, un miembro de la familia de las crucíferas había llegado tan alto!. Enhorabuena compañero.

sábado, 14 de junio de 2008

La Comida y el Sexo (I parte)

Prioridades.
La gente seria tenemos que tener prioridades, escalas, pirámides mentales que nos ayuden a elegir de forma automática lo que queremos hacer.
Prueben, desenfunden boli y bloc y propónganse ordenar sus preferencias. Multiples y diversas causas adornarán el papel, aficiones escondidas a nuestro entorno se rescolgarán en las primeras posiciones. Alguno se reconocerá a si mismo que prefiere echar la siesta a salir con los amigotes, o que la familia se encuentra algunos puestos por debajo con respecto al partido de los Sábados.

Pero lo que esta humilde pipa de calabaza espera que figure en las listas de todos los lectores de este blog son dos elementos indispensables de cualquier vida fructífera: La Comida y El Sexo.
Y aqui el orden de los factores si que altera el resultado, y podemos entablar una sana discusión al respecto.
Por mi parte la Comida es la que lleva la voz cantante sobre el Sexo.

Para empezar es más fácil disfrutar con la familia de la comida, por eso de que son ellos los que pagan cuando salgo a comer fuera. Y claro, comer fuera es un aspecto importante del disfrute gastronómico. Porque no es lo mismo el potaje de la madre en casa, que la comida de vanguardia en el restaurante chic. Ni mejor ni peor, distinto.
El sexo uno tiene que disfrutarlo aislado de la familia, y a parte tu padre no te paga los lujos. O sea, el polvo cochino con la facilona guarra del barrio lo tienes, pero cuando hay que recurrir a los tersos gluteos de la rubia embuchada en traje de lentejuelas no hay capital de veinteañero que pueda pagarlo. No digo que sea mejor, ni peor...tan solo distinto.

Además el sexo me da la impresión de que es más egoista que la comida. Me explico. El proceso de mejora en nuestra percepción sensorial de la comida se lleva a cabo de forma colectiva. No hay duda de que la ganadería y la agricultura ayudaron a incrementar el disfrute gastronómico de aquellos que solo comían bayas y los pocos bichos que cazaban a golpe de lanza. Así que el filete con ensalada fue un logro evolutivo. Agricultura+ganadería+fuego= filetico con pimientos.
Toda la sociedad se benefició del asunto. Del mismo modo el paso adelante dado por los reyes y sus cocineros a sueldo hicieron posible muchos de los guisotes que hoy en día disfrutan hasta las familias más pobres. Y qué decir de la cocina de vanguardia, impensable hace tan solo unas décadas.
No me cabe ninguna duda de que cada vez tenemos más opciones para disfrutar de la comida, nuevas texturas, nuevas formas de calentar la leche (no me digan que el microondas no es una revolución), nuevas reducciones de vinos, nuevas especias, nuevas combinaciones...y todo va calando, como las goteras, desde las clases más aventajadas en esto de la innovación culinaria hasta la planta baja de los paladares, ya saben los de "mamá, esto no me gusta", "yo la tortilla solo sin cebolla", "como en España no se come en ninguna parte" y "echarle salsa al filete, hay que ser tonto". Que parece que no, pero la evolución culinaria también ha tenido su efecto en ellos. Antes decían "poner carne en el fuego, hay que ser panoli", "eso de la patata y el tomate son mariconadas de los indios" y "vamos, lo que faltaba, a mi tortillita de habas le vas a echar esa mariconada de indio".
De aquí a unos años los comisquis comerán letras rellenas de sopa y deconstrucciones de albóndigas con tiramisú como si fuera lo más normal del mundo.

...Y sin embargo en el tema del sexo el desarrollo, la invención colectiva, ese afán de superación que lleva a las evoluciones, ese calar conocimientos desde las élites a las masas...es mucho más pequeño, por no decir inexistente. O sea...está todo inventado, otra cosa es que uno no lo sepa, o no lo haya probado.
La lucha en este caso es totalmente individual, la evolución al respecto sale del autoconocimiento y no de la innovación externa. Imagino que hubo en su momento alguna mejora, ya saben, del cuatro patas que tan bien nos muestran las pelis de trogloditas, al misionero tan pulcro y sano él, y toda la llegada del orientalismo, con las patas encima de los hombros, cadera retorcida, twister y demás...pero no hay ni comparación. Lo que tu haces en la cama no tiene mucha diferencia con lo que hacían tus abuelos (vaya imagen, ¿eh?), otra cosa es que el tabú que envuelve al sexo no nos deje verlo con tanta claridad.

Por otra parte nadie pone peros en comer con un amigo, la ciudad está llena de sitios donde las parejas comen unas junto a otras, e incluso al lado de familias donde el padre insiste a su hija con esa frase cargada de responsabilidad paterna: "cómetelo todo". Se come tres veces al día (por lo menos), nadie te hace elegir entre "carne o pescado", y sobre todo, y volviendo a lo de el orden de los factores, el sexo que viene después de una buena comida es de rango muchó más elevado que la comida que pueda llegar después del sexo.
Así que comed, no os cortéis!!.

Pd: Mañana empiezo la dieta, que me estoy poniendo fondón, y así no ligo ná.
 
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